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Dakar 2003. El circo por dentro. Diario de un equipo

Descanso… ¡Por fin!.
Hasta el momento, Marc ha mostrado la mejor cualidad de un dakariano: improvisar ante lo inesperado.

 

Marc se ha sentido raro hoy. No ha sonado el despertador para levantarse. No había prisa. No hacía frío al ponerse los pantalones. No había cola en el desayuno. No había nervios… ¡No había etapa! Anoche podía haberse ido a dormir a un hotel a Siwa, con el resto de los pilotos oficiales, pero decidió quedarse a dormir en la tienda, como todos los días, por estar cerca de la moto y del ambiente. No quería distraerse. Al levantarse no había mucho que hacer, porque los mecánicos y el camión no habían llegado. Estaban atrapados al otro lado de la frontera, por el asunto de la mina que explotó la noche anterior. Han llegado un poco antes de comer, y se han puesto a trabajar en la KTM de Marc.

 

Todo va muy deprisa: en Marsella, en las verificaciones, Marc no tenía mecánico fijo y tenía que trastear en la moto él mientras llegaba algún técnico a ayudarlo. Ahora, tiene un enjambre de mecánicos dispuesto a ayudarle, por dos razones. La primera, porque hay menos pilotos y hay mecánicos libres. La segunda, no menos importante, que Marc está yendo deprisa y sin fallos. Tiene encantando al equipo y motivados a los mecánicos. El cariño de los mecánicos es siempre muy importante: si el piloto no cumple con su parte, es difícil pedirle a un técnico que haga ese algo más que no viene en el contrato. El día libre le ha venido de perlas a Marc. Ha descansado, ha hablado con los suyos -hoy además teníamos cobertura GSM- y ha podido darle vueltas a lo que queda de rally. Como él dice, estaba más cansado de ‘coco’ que de cuerpo. Aunque Jordi, su fisioterapeuta, que ha venido a Siwa durante dos días para ayudarlo, le ha encontrado lo que llama ‘bolas’ cuando le estaba dando el masaje.

 

Le preguntaba: ‘Oye Marc, ¿todas las curvas eran a derechas? Porque tienes más cargada una pierna que la otra’. El hecho es que Marc empieza a verlo todo en bajada: quedan seis días de carrera, y el último es un paseíto de exhibición. Sin embargo, también tiene más miedo que nunca. ‘Fallar a estas alturas me dolería más que antes, con el objetivo tan cerca’. Todo el mundo comenta que el rally está siendo más fácil que otros años. Sin embargo, los veteranos tienen miedo: ‘Zaniroli -el Director Deportivo, que diseña el recorrido- ya nos la ha jugado los últimos años. Nos deja que nos confiemos y hace una mitad de carrera fácil para los amateurs. Pero luego, un día, te pilla a traición con una etapa bestial’. Podría ser en el bucle Siwa-Siwa de mañana, ya que ese día la organización tiene a salvo toda su logística y los medios de rescate y puede ensañarse con los pilotos. O puede que sea más tarde. Pero hay algo seguro en el Rally Dakar: en algún momento, en alguna etapa, a traición y sin aviso previo, habrá una emboscada. Marc lleva días escuchando hablar de ella. Sin embargo, hasta el momento ha mostrado la mejor cualidad de un dakariano: improvisar ante lo inesperado.

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