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Dakar 2003. El circo por dentro. Diario de un equipo

La intensidad de esta carrera.
Ayer y hoy, los paisajes eran de cuento. Laberintos de piedras, cañones, arena y montaña.

 

Lo mejor y lo peor del Dakar es que todo envejece cada mañana. Esta carrera te enseña muchas cosas. Por ejemplo, que cuando dices que no puedes más, es mentira. O lo relativo que es el tiempo. Cuando llevas tantos días saltando de sitio en sitio, haciendo cientos de kilómetros y viviendo con la intensidad de esta carrera sustos, alegrías, decepciones, caídas, cansancio, felicidad&-, a veces piensas en algo que has hecho por la mañana& y jurarías que hace una semana de ello.

 

Marc ayer por la noche estaba cabreado por el asunto del neumático que le montaron roto. Eso parecía lejísimos hoy: se ha divertido en la etapa, se sentía bien y en forma, se ha dado un susto al caer de un salto gigante en una duna cortada, ha ayudado a un tipo con el tobillo roto, se ha rehecho, ha visto paisajes fabulosos y ha llegado a la meta sin tener ni idea de cómo le había ido. Se ha visto tercero y estaba encantado. Y ha disfrutado de un día genuino del Dakar.

 

Todos los pilotos estaban hoy satisfechos con la jornada. En el briefing que se hace cada noche, Patrick Zaniroli anunció ayer que hoy sería una etapa de trámite. Un trámite. Ja. Para muchos ha sido la primera gran especial, dura, técnica, endurera y con paisajes de ensueño. Había una lengua de arena para bajar de un acantilado que ha dejado a todos boquiabiertos.

 

Y eso que los pilotos de delante no están como para disfrutar de la carrera, porque bastante tienen con no perder la concentración. Pero, a veces, la enormidad de Africa cautiva incluso a los que van pendientes del reloj. Ayer y hoy, los paisajes eran de cuento. Laberintos de piedras, cañones, arena y montaña.

 

Correr por aquí es algo indescriptible. Lo peor de la gente que vivimos el Dakar es que es fácil que te entienda la gente que no ha estado aquí y no ha olfateado el aroma de Africa, ha visto sus noches estrelladas, sus paisajes infinitos, sus fastuosos erg&

 

Y todo ello lo inyecta en la mente esta carrera a la velocidad del trueno, porque a una sensación sucede otra, y otra y otra. Así que Marc hoy ha curado sus heridas de ayer, que parecen antiquísimas. Y además puede presumir de que ha adelantado en la general a Gio Sala, que se ha quedado a ayudar a Meoni.

 

Marc jamás había disputado una carrera tan larga y tiene unas ganas enormes de que se acabe. Cada mañana tiene los nervios de todos: después de tanto trabajo, cuando queda tan poco& ¿Habrá algo que se interponga? Hasta el propio domingo, el último día, apenas un paseo de exhibición, hay nervios. Ha habido gente que se ha quedado tirada. Por ejemplo, Toni Boluda, un año, se quedó tirado en el Lago Rosa.

 

Cuando logró llegar a la meta, ya habían quitado el podio. Todos los pilotos del rally tienen la pesadilla de Boluda. Por favor, que esto se acabe ya, dice Marc por las noches. Es lo mismo que se escucha de las bocas de todos los pilotos que tienen sus músculos hechos astillas y el corazón gastado por el esfuerzo y las emociones.

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