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El Reportaje. Gente Repsol

Ginés Guirado, cocinero antes que fraile
Alma y piedra angular del Repsol Hospitality, al descubierto.

 

Algunos de los invitados que entran a disfrutar de la excelente comida en el hospitality de Repsol, situado en el paddock del Mundial, no saben que quien está detrás de este montaje fue durante años Jefe de Mecánicos de pilotos de la talla de Carlos Cardús, Ángel Nieto, Dani Amatriain, Jorge Martínez Aspar, Emilio Alzamora o Carlos Giró. Muchos trabajadores del paddock vienen del mundo de la moto, pero pocos pueden presumir de haber hecho labores tan dispares y de llevar tanto tiempo en el Mundial como Ginés Guirado. Este almeriense de 51 años lleva toda su vida vinculado al mundo de las dos ruedas, y presume de haber practicado todas las especialidades del paddock, desde sacar la pizarra en el muro del pit lane hasta cocinar, pasando por su labor como mecánico o como conductor de camiones. Actualmente afincado en Vilassar de Dalt, Barcelona, Ginés sigue viajando con el circo del Mundial y afirma que nada le gusta más que levantarse por la mañana en su camión, aparcado en el paddock, y encontrarse con el ambiente que ahí se respira.

 

La historia de Ginés comenzó en un pueblecito de Almería, Purchena, donde nació. Poco aficionado a los estudios, Ginés trabajó como aprendiz de mecánico hasta que con quince años y desafiando la voluntad de sus padres, decidió irse a vivir a Barcelona. Al llegar a la ciudad condal, Ginés se instala en casa de sus abuelos y enseguida empieza a trabajar en una empresa de letreros luminosos, que deja a los cinco días para trabajar como aprendiz en un taller de motos. Allí se queda durante cuatro años.

 

La primera experiencia de Ginés como empresario llega en 1971, cuando sólo cuenta con diecinueve años. Entre varios compañeros montan un taller, que Ginés deja para irse a cumplir con el servicio militar. Cuando regresa, comienza a trabajar a sueldo en otro taller de motos, pero el dueño decide cerrar y Ginés, con un amigo, se hace cargo del negocio. Corre el año 1973 y Ginés cuenta con 23 años. Atraídos por el mundo de las carreras, los dos socios deciden participar en el Campeonato de España de Velocidad apoyando a un par de pilotos, José María Mayol y Luis Ricard.

 

Poco tiempo después Ginés decide dejar el taller y empieza a trabajar con Jacinto Moriana en JJ, donde se venden y reparan motos, además de disponer de una escudería, JJ Automóvil. Ginés empieza como encargado del taller y cuando la persona responsable del departamento de motos, Ángel Carmona, deja JJ, Ginés ocupa su lugar. Entre 1977 y 1980, nuestro protagonista ejerce como mecánico en el Campeonato de España de Velocidad, en las categorías de 250cc. y 750cc. En 1981 asume la responsabilidad de dirigir la escudería en España y en algunas carreras en Europa. En 1993, Carlos Cardús y Ginés, con apoyo de JJ, ganan el Campeonato de Europa y el de España, el Superprestigio y acaban decimoctavos en el Campeonato del Mundo de 250cc. Ginés era por aquel entonces, como él mismo dice, mecánico, chofer y cocinero. Hacía todas las funciones.

 

En 1987, Ángel Nieto monta un equipo de 250cc con Honda oficiales de HRC y Ginés se incorpora a su estructura. El piloto del equipo es Carlos Cardús. Es el primer año que corren con una Honda oficial, hacen todo el Campeonato del Mundo y acaban quintos. En 1988, Ginés continúa con Ángel Nieto, el equipo crece y se incluye una 125cc. con la que corre Julián Miralles como piloto. Tras la experiencia en el equipo de Angel Nieto, Ginés trabajará en los sucesivos años con otros pilotos españoles: Alberto Puig, Dani Amatrain, Carlos Giró, Champi Herrero… De éste último, Ginés comenta: tengo que decir que es el piloto más sincero con el que he trabajado en mi vida. Nunca dijo nada que no fuera verdad. Ese fue el año que menos he trabajado de mi vida. Para Champi, la moto siempre corría más de lo que él mismo era capaz de aprovechar. No tocaba nada. Él decía que la moto corría muchísimo, que no tocara nada, que era él. Eso era de agradecer, porque no perdimos nunca el tiempo… Tras una desafortunada temporada, finalmente Champi dejó de correr en moto.

 

Tras su relación laboral con Champi Herrero, Ginés empieza a trabajar como Jefe de Mecánicos con Jorge Martínez Aspar y vuelve con JJ, su casa de toda la vida. Aspar corre ese año con una JJ Cobas 125cc. con motor Rotax, y al año siguiente pasa a utilizar un motor Honda 125 RS. Pero deportivamente los resultados no llegan y finalmente su relación con el piloto de Alzira llega a su fin. Había que sacrificar a alguien y en esa ocasión me sacrificaron a mí. En el año 92, a mitad de temporada, salí por la puerta de atrás de las motos y de muy mala manera. Ahí acabó mi vida deportiva como mecánico.

 

A pesar de sentirse decepcionado y muy desanimado, Ginés se recupera y decide probar suerte junto con un amigo creando el primer hospitality de España. Su socio por aquel entonces y actualmente, Javier García, se responsabiliza de la cocina y elaboración de los platos, mientras que nuestro protagonista es el responsable de la logística. Además de trabajar dando servicios en el mundo de las motos, la empresa de Ginés comienza a introducirse también en el Campeonato de España de Turismos, trabajando para Nissan y Alfa Romeo. Su buen hacer y su profesionalidad llevan a que finalmente Repsol, a través de la persona de Tomás García Recio, organice junto a Ginés el primer Repsol Hospitality en el Mundial de Motociclismo.

 

Esa temporada 1995-1996 es la primera en la que colaboran Repsol y HRC, y también en la que se inaugura el hospitality en el Mundial. Se decide que hagan una prueba en la carrera de Jerez, y llevan un camión pintado con todos los nombres de los pilotos que corren patrocinados por Repsol, además de las banderas de los países de origen. El hospitality, que por aquel entonces era poco más que un camión con una carpa adosada, es un éxito en Jerez y eso hace que finalmente sean cinco las carreras a la que asiste Ginés con su estructura. Ese fue el principio de una relación laboral que ha perdurado durante más de siete años.

 

El día a día del Repsol Hospitality
Además del Campeonato del Mundo de Motociclismo, Hospitality, que así es como se llama la empresa de Ginés Guirado, también está presente en varios campeonatos, sobre todo de coches. En él trabajan doce personas fijas, aunque pueden llegar a ser cien los contratados en momentos puntuales. Durante un Gran Premio, en el hospitality comen alrededor de cien personas entre invitados y periodistas, y si la carrera es en España, entonces son unas cien…¡cada día! La comida viaja en cámaras frigoríficas instaladas en los camiones y se elabora in situ, en función de unos menús elaborados con anterioridad. La cocina cuenta con horno, varias neveras y todo lo necesario para cocinar. La comida se prepara en el camión durante la mañana y se sirve siempre recién hecha. El Repsol Hospitality puede presumir de ofrecer en el paddock el catering de más alto nivel de todos los presentes. Los cocineros viene de hoteles de cinco estrellas y se les imparten regularmente clases de gastronomía con chefs reconocidos. El consumo para una carrera en España ronda los 25 kilos de embutidos, 35 de pasta, 60 kilos de fruta y verdura, otros tantos de carne, y nada menos que 600 cafés.

 

Se necesitan dos días para montar el nuevo Repsol Hospitality. El miércoles, al llegar al circuito, se instala y nivela el camión, y se empieza a montar la carpa entre seis personas, que acaban con la tarea de montaje el jueves por la noche. El primer servicio es el desayuno del viernes por la mañana, al que le siguen la comida, y siempre acaba la jornada con una reunión de la prensa e invitados a media tarde para degustar una cervecita en un siempre distendido ambiente. La jornada del sábado es idéntica a la del viernes y el domingo, después de la carrera, se inicia el desmontaje de los interiores de la carpa. Los muebles se protegen con plásticos y todo se guarda en cajas, hasta los focos eléctricos. El lunes por la mañana, después del agotador fin de semana, se empieza a desmontar la carpa, para lo que se invierten unas dieciséis horas. Al desmontaje le sigue el viaje de regreso a España, que termina el miércoles. Y luego un breve descanso hasta la siguiente carrera.

 

Quizás desde fuera parezca fácil, pero hay que hacer un gran esfuerzo para mantener un hospitality como el de Repsol. A pesar de todo, a Ginés le compensa el esfuerzo: Este trabajo me permite estar cerca de las motos, que son mi vida, y venir a los circuitos es lo que más me gusta de mi trabajo. De mi etapa anterior como mecánico tengo muy buenos recuerdos. Antes, una sola persona era capaz de realizar muchas funciones y creo que un mecánico tenía una formación mucho más completa que ahora. No había ni de lejos tanto dinero, así que si el piloto se caía y rompía un carenado, pues lo que hacíamos era repararlo y pintarlo… No abrías una caja y sacabas otro, eso no existía. Acababas tu moto, la pintabas, sacabas la pizarra, hacías la comida y cuando se acababa todo, recogías, te ponías al volante y volvías a España. Te pasabas tres meses sin ir a casa, porque entre una carrera y otra, no te daba tiempo a llegar. Cuando yo empecé, hacíamos dos Campeonatos, el de Europa y el del Mundo. Ahora es diferente, en el equipo hay un señor que se sube a un camión y sólo conduce. Y los otros mecánicos van en avión y vuelven a su casa. Y luego se van al aeropuerto, cogen otro avión y se vienen al circuito.

 

Nosotros íbamos a la escudería, descargábamos, bajábamos las motos y el martes había que ir a trabajar. Yo he estado detrás del muro, delante del muro, en el paddock, en una carpa, he sido mecánico, he sido jefe de mecánicos, y estoy ahora en un hospitality. Sé cómo se vive en un box, sé cómo se saca la pizarra. Me encanta estar en el hospitality, conozco a todo el mundo, me lo paso bien, y a la gente le encanta venir aquí. Hay días en los que me voy a ver los entrenamientos, a pie de pista, y así recuerdo viejos tiempos… Suelo dormir en el camión, pero este año, al tener una persona más, duermo en hoteles. No me gusta salir del circuito, prefiero quedarme en el paddock, pero… Me gusta el ambiente que se respira aquí dentro; levantarme por la mañana, mirar por la ventana y ver el paddock cobrando vida, el camión de enfrente…

 

No es de extrañar que nuestro protagonista no quiera salir del padock y se sienta allí tan cómodo, ya que Ginés lleva más de veinte años moviéndose entre bastidores. Respetado y querido por toda la gente del Mundial, Ginés Guirado es el alma y la piedra angular del Repsol Hospitality, un lugar de encuentro para periodistas, invitados, pilotos y amigos.

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