Llegamos al circuito con un apretado calendario para el primer día de entrenamientos. El viernes realizamos pruebas sobre mojado. Ahí probamos varios tipos de neumáticos y diferentes reglajes de chasis.
Cuando estábamos preparando las motos para el segundo entrenamiento, llegó el diluvio universal. El agua entraba por las puertas de los boxes. Llegamos a tener veinte centímetros de agua. Nos vimos obligados a medio desmontar los boxes para poder sacar el agua, y cambiar las moquetas de los suelos, mientras en la pista había una curva con un nivel de agua de un metro. Evidentemente se suprimieron todos los entrenamientos hasta el día siguiente. El sábado amaneció soleado. Teníamos marcado un horario apretado: dos horas seguidas por la mañana y el crono por la tarde. En las dos horas de la mañana, tuvimos que probar diferentes configuraciones de chasis, con diferentes tipos de neumáticos, y buscar el mejor conjunto para terminar de concretar en el cronometrado de la tarde. En el cronometrado, sin tener la moto ni los neumáticos a punto, conseguimos la sexta posición, que no era en principio lo que esperábamos.
Después de analizar todos los datos, efectuamos unos cambios en las motos que probaríamos en el Warm Up. En el Warm Up pudimos constatar que habíamos acertado en las modificaciones realizadas. Pensábamos entonces que íbamos a poder luchar por ganar la carrera. Dos días de intenso trabajo y el resultado duró dos curvas. Después de los resultados obtenidos en San Marino, nuestro objetivo sigue siendo el mismo: Mejorar en las cinco carreras que quedan hasta la conclusión del Mundial, conseguir la segunda posición y no perder la ilusión después de la mala suerte francesa (ya van dos). El lunes nos quedamos en San Marino para probar neumáticos y todo lo que no nos dio tiempo de probar antes de la carrera.
