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También había que aprender lo malo

Lo peor del Rally Dakar es que no te avisa. Hay muchos pilotos que se plantan en la carrera y creen que se trata sólo de ir en moto. Y como saben ir bien en moto, lo hacen bien. Se creen que van a estar delante desde el principio. Pero, en el momento en el que no te lo esperas, la carrera te muerde en la yugular. Marc lleva cuidándose de todo: llegar en hora a la salida, no perderse, no caerse, no forzar el motor, no romper nada. Es decir, está haciendo todo lo que un buen piloto hace en una carrera. Pero el Dakar es distinto: no basta con lo aprendido en Europa. Siempre hay más.

 

Marc comenzó a darse cuenta de todo eso cuando, sin explicación posible, se le rompió la punta del eje del cambio y se quedó sin poder meter marchas. Estaba al principio de la etapa, y encima esa noche no iba a tener asistencias porque era una etapa maratón. En esta carrera, las Leyes de Murphy se cumplen a rajatabla.

 

Marc recibió ese día el primer aviso en Ghat, donde tuvo tirar del ingenio para no quedarse parado en la pista. Después, le tocó encontrarse con Nani tirado en el suelo y confortarlo. No es sencillo recoger a un amigo del suelo y luego subirse en la moto a dar gas. Otra lección. Ayer le fastidió más de cinco minutos un juez que no hizo bien su trabajo al darle la salida en un repostaje. Otro martillazo.

 

Lo de hoy ha sido la penúltima faena: un error de montaje de una rueda le ha costado quedarse tirado otra vez. Ha tenido que resignarse: no basta con una buena moto, un buen equipo y dos mecánicos. En el Dakar estás además en manos de terceros, de los que montan las ruedas, de los jueces, del clima, de la suerte, de los lugareños. En un circuito de motocross o una cronometrada de enduro, el piloto es casi el 100%. Aquí, hay que improvisar. No basta con ser buen piloto. Hay que ser listo, precavido y con reflejos.

 

Marc venía a aprender y está haciendo un máster. No se le puede poner un pero a lo que ha hecho aún no ha metido la pata en nada, pese a ser un novato- y sin embargo se encuentra 15º, 10 puestos más atrás de lo que le correspondía en la pista. Ver algo positivo en tantas adversidades parece empeñarse en ser optimista. Pero Marc ha venido aquí a ganarse el futuro. A aprender a salvar todos los match ball en contra. Y es mejor que conozca las injusticias de esta carrera antes de que le haga falta la suerte de verdad, dentro de varios años, cuando esté peleando a cara de perro por un lugar en el podio.

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