Victoria del Osca MT-4 pilotado por De Miguel en la categoría de menos de dos litros, en una prueba en la que terminar ya fue el primer triunfo.
Cruzar la meta en el pasado Gran Premio de Mónaco de vehículos históricos y además adjudicarse la victoria en su categoría con el Osca MT-4, fue un éxito completo para el piloto del Repsol Classic Team, Carlos de Miguel. La satisfacción fue doble por el hecho de poder completar la prueba, apenas tres semanas después de una rotura del motor en unos entrenamientos privados.
Acudir a la carrera más exclusiva del calendario de coches clásicos de Europa es un hito únicamente al alcance de los mejores equipos del mundo de la especialidad. Para participar es necesario estar especialmente seleccionado por la organización y, con el objetivo de no faltar a la cita, el Repsol Classic Team tuvo que realizar un esfuerzo titánico de mecánica y logística. Hace menos de un mes, el Osca Maserati MT-4 seleccionado por la organización del Principado para participar en la carrera, rompió el motor en una sesión privada de entrenamientos en el circuito del Jarama. Una biela salió por el costado del bloque.
En menos de tres semanas hubo que hacer un intenso trabajo de reparar la fundición del bloque y conseguir la manufactura de bielas y pistones especiales que tuvieron que forjarse en California, ya que los especialistas europeos de Osca estaban saturados de trabajo construyendo motores para las próximas Mil Millas. Las piezas no llegaron hasta tres días antes de la carrera y se consiguió un permiso especial de la organización para realizar las verificaciones un día más tarde de lo permitido por el reglamento.
Tras montar el motor y testarlo en banco de pruebas en la noche del miércoles, el Osca MT-4 salió en camión el jueves al mediodía para llegar al principado en la madrugada del viernes. En los primeros entrenamientos hubo que completar el rodaje del motor, por lo que el tiempo de De Miguel fue el peor de la lista. El sábado por la tarde se mejoraron los registros y, en carrera, disputada sobre el mismo circuito urbano de la Fórmula 1, se consiguió llegar a la meta y ganar en la categoría de menos de dos litros con un motor que sólo cubica 1,1 litros, pero que por su ligereza se adapta muy bien al trazado del circuito urbano.