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Cto. de España y Cto. de Europa de Montaña: a la cuarta va la vencida

Pese a una persecución increíble en pos de un título que no cesaba de resistirse, el Equipo Repsol de Montaña atacaba otra vez el Campeonato de Europa en 1989, y de nuevo con la decoración cambiada en la Lola T298, que pasaba ahora a lucir el color azul. Este fue, de hecho, un año de muchos cambios, ya que representó la entrada en el equipo de Carlos de Miguel como «manager», así como el debut con el motor BMW de 2.500 c.c., que se hizo efectivo a media temporada, y que iba a reemplazar a los míticos propulsores de 2 litros que tantos triunfos habían cosechado para la marca bávara a lo largo de años. Y esta vez sí, Andrés Vilariño alcanzaba por fin el ansiado título de campeón continental, tras imponerse en las carreras de Falperra en Portugal, Ecce Homo y St. Ursan- ne-Les Rangiers en Suiza.

Ahora ya con un título en el bolsillo, el Equipo Repsol podía programar con más tranquilidad sus temporadas sucesivas. Vilariño contaba con la inestimable experiencia acumulada año tras año y con un nuevo motor BMW de gestión electrónica desarrollado por el preparador francés Jean-Pierre Fleur (alias Pipo), pero por contra, tras la retirada de Nesti al certamen italiano, se había prodigado la aparición de peligrosos rivales como el austríaco Walter Pedrazza, el suizo Philippe Darbellay o el francés Bernard Chambérod, todos ellos rapidísimos y con una experiencia nada despreciable en los trazados continentales, sin olvidar al veterano alemán Herbert Stenger. Sin embargo, ello no fue óbice para que Vilariño reverdeciera laureles en 1990 de forma contundente, anotándose no menos de siete victorias en Austria, Portugal, Checoslovaquia, Alemania, Italia, Suiza y Hungría, confirmando su categoría y el cada vez mayor prestigio del Equipo Repsol.

Pese a no comenzar con muy buen pie, al accidentarse bajo una lluvia torrencial en la carrera inicial en Rechberg, 1991 iba a ser el año de la tripleta para Vilariño, imponiéndose frente a Darbellay tras ganar en Jaizkíbel, Falperra, Ecce Homo y Türckheim. Esta temporada representó también el desembarco de un buen número de pilotos españoles en el Campeonato de Europa, dispuestos a seguir los pasos de su ídolo nacional; así, su ex discípulo Pancho Egozkue emprendía la peregrinación europea junto con otros asiduos del Campeonato de España tales como Riera, Goiburu, Gutiérrez y hasta el andorrano Vinyes Jr., estos cuatro últimos al volante de vehículos de turismo.

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