Así las cosas, Vilariño pasó de nuevo en 1995 a las carreras nacionales con el objetivo puesto en el Campeonato de España. Sin embargo, un espeluznante accidente acaecido en la Subida a Arrate, una carrera local, mientras probaba nuevas soluciones técnicas antes de comenzar la temporada, dañaba seriamente la barqueta Norma y producía un fuerte golpe psicológico al tetracampeón de Europa, ya que tras el impacto el guardarail se encontraba a escasos centímetros del cuello del piloto, siendo patente el riesgo de decapitación. Pese a ello, Vilariño estrenaba en Jaizkíbel una Osella PA9/90 idéntica a la que había llevado a Egozkue a sus dos títulos continentales, pero no consiguió los resultados apetecidos. El piloto donostiarra alcanzó, no obstante, la victoria en las carreras en cuesta La Bien Aparecida en Cantabria, El Clavijo en Logroño, La Manzaneda en Asturias, Culleredo en La Coruña y La Montaña en Cantabria, todas ellas de ámbito local.
De nuevo al volante de la Norma en 1996 (primero con motor CN y luego con propulsor C3 otra vez), ahora bastante mejorada a nivel de estabilidad sobre todo, y otra vez con Pepe Arnau como responsable técnico del equipo tras un retorno puntual de Francchino Tunzi en 1995, Vilariño fue mejorando sus resultados conforme avanzaba la temporada, y tras ganar en La Dehesa de la Villa en Madrid y El Castillo en Soria, alcanzó como guinda de la temporada el triunfo en El Fito, carrera que cerraba los Campeonatos de España y de Europa.
A lo largo de las nueve temporadas completas a nivel europeo (doce en total), el Equipo Repsol de Montaña obtuvo con Vilariño un total de 31 victorias que le valieron nada menos que cuatro Campeonatos de Europa absolutos y un subcampeonato, una cifra que tan sólo Mauro Nesti y Francis Dosiéres (este último en la categoría de Turismos) han conseguido superar a lo largo de las cuatro décadas de historial del certamen continental. Un palmarés envidiable para cualquier equipo y que no sólo hizo saltar a la fama a Repsol en el ámbito de la Montaña en Europa, sino que durante unos años convirtió al Equipo en el ejemplo a seguir por parte del amplio vano de participantes que compiten tradicionalmente en las carreras continentales y, por supuesto, en el centro de las miradas del numerosísimo público que se agolpa en las pruebas de cada país.