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Cto. del Mundo de Rallies: 1990, esfuerzo e inversión recompensados

El Rally de Montecarlo de 1990 no significó un cambio en el desarrollo de los acontecimientos a los que, muy a su pesar, Carlos Sainz había acostumbrado a la afición y prensa española. Flanqueado por el sueco Mikael Ericsson y la joven promesa alemana Armin Schwarz, el piloto español estuvo a punto de dar la sorpresa de nuevo en la prueba monegasca, en un Montecarlo de nuevo seco, siendo capaz de presentar batalla a Lancia en un terreno en el que tres meses antes, en Italia, parecía encontrarse lejos del nivel de prestaciones del nuevo Lancia Delta Integrale 16 V. Sólo el repentino y misterioso incremento de potencia sufrido la noche del Turini dio el liderato del mundial al equipo italiano. Este hecho, junto a un casillero de nuevo vacío de Toyota en Portugal, hándicap con el que la marca japonesa tuvo que cargar todo el año, dio esperanzas a Lancia de rematar un nuevo título mundial con un tercer triunfo consecutivo en Africa.

Sin embargo, la magistral victoria de Bjorn Waldegaard en un Safari duro como pocos, en el que la marca de Turín tuvo su Alamein particular, restableció en parte las posiciones de salida. Lo visto en Montecarlo tuvo su confirmación en la isla de Córcega, donde el Toyota Célica GT-Four subrayó sus posibilidades de triunfo en una prueba típicamente de asfalto como la corsa y en la que sólo la hazaña de los mecánicos de Lancia al sustituir el diferencial del vehículo de Didier Auriol en veinticuatro minutos dieron el tercer triunfo consecutivo al piloto francés.

 

Toyota y Carlos Sainz triunfaron, finalmente, en Grecia, rompiendo el maleficio que parecía perseguir al piloto español en un lugar donde su equipo un año antes había tenido que salir por la puerta de atrás. Automáticamente, Toyota amplió su programa de participaciones para luchar por un título de Pilotos en el que Lancia decidió abstenerse. De esta forma, Carlos Sainz llegó, vio y venció en solitario en Nueva Zelanda regresando con un margen de 25 puntos. El piloto de Toyota estuvo a punto de vencer en Argentina en la primera cita de la marca japonesa por aquellas tierras, pero un error en la lectura de sus notas acabó en el vuelco de su Célica GT-Four aunque en segunda posición merced a los problemas mecánicos en los Lancia de Auriol y Kankkunen.

 

Por si existía alguna duda, en Finlandia, el madrileño escribió con letras de oro una de las páginas más importantes de su carrera en particular y del Mundial de Rallies en general, logrando un triunfo inolvidable, aún con mermas físicas a causa de un accidente durante los entrenos. Lancia retrasó en Australia lo inevitable con el triunfo de Kankkunen por delante de un Sainz que descubría las particularidades de la prueba.
Y llegó el decisivo San Remo, coto particular de la marca italiana. Por tercer año consecutivo el piloto de Repsol estuvo a punto de amargar la fiesta a quienes en su día se negaron a admitir sus cualidades como piloto del mundial. Sólo un error en el último tramo de tierra, buscando la máxima ventaja antes de llegar al asfalto, hacía que Sainz arrojase la toalla de Toyota para defender su propio liderato en el Mundial de Pilotos. El tercer lugar fue suficiente. Carlos Sainz obtuvo en Italia su merecido primer título tras apenas dos años en el circuito mundial, pero logrando otro hecho más importante: descubrir al público en general la espectacularidad y emoción de esa especialidad del deporte del automóvil que son los rallies.

La política de Lancia de jugar con sus tres peones: Juha Kankkunen, Massimo Biasion y Didier Auriol, sin decidir cuál enfrentar al piloto español, resultó finalmente errónea al gozar el finlandés de mayores posibilidades de cara a final de temporada que sus compañeros, pese a ser el peor clasificado de ellos. Carlos Sainz no se permitió descanso tras la obtención del título y a pesar de que el de Marcas también se definió en Italia en favor de la marca italiana, el piloto español acudió al RAC de Inglaterra donde esta vez no dejó que la victoria se les escapara finalizando con la racha de catorce años de triunfos de pilotos nórdicos.

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