Jugar al ratón y al gato.
Nos hemos metido en la noche esperando a Isidre, que las ha tenido que pasar muy mal: ha roto el motor y ha tenido que esperar al camión para cambiarlo, se le ha hecho de noche en plena especial…
Hemos entrado en esa fase en la que, cuando Nani sale detrás de Richard Sainct, lo caza, ruedan juntos y le recupera tiempo. Pero eso implica que al día siguiente se sale al revés, y entonces es Richard quien atrapa a Nani y le quita un tiempo parecido. No hay solución, porque quien va en cabeza tiene que abrir pista, y eso hace que vaya más despacio que el que va siguiendo huellas. Este año, tratando de solucionar ese juego de ratones y gatos, la organización quería sortear todos los días el orden de salida. Eso era aún peor, porque era como jugar a la lotería: si te tocaba dos días seguidos salir el décimo, podías haber ganado el Rally. Los pilotos nos negamos, y se ha vuelto al sistema de siempre: el ganador del día anterior sale el primero, el segundo dos minutos después, y así, de dos minutos en dos minutos, hasta el décimo. Hoy, Richard le ha quitado a Nani los seis minutos que salía detrás. Pero claro, mañana Nani sale cuatro detrás de Richard. ¿Cómo se soluciona esto? Esa inercia del columpio se rompe siempre algún día. Primero, por eliminación: si alguien se cae o rompe, deja de jugar. Y segundo, por un ataque. Hay que esperar el día y el sitio. Hay que tener paciencia. Pero siempre llega el día en el que un rival se ha perdido, o la pista favorece a tu moto o a tu pilotaje… Por ejemplo, si mañana nos encontramos con un plateau arenoso de los que hay que ir a fondo y no te puedes perder, Richard lo tendrá mal. Porque Nani lo cazará, pero además podrá dejarlo atrás porque su bicilíndrica corre más que la mono de Richard. Claro, que eso no eliminaría a Fabrizio Meoni, que tiene una ‘bi’ como la de Nani. Así que todo acaba siendo muy complicado… Aunque llevamos muchos días en la pista, el Dakar 2003 acaba de empezar.
La especial de hoy era la más larga -584 kilómetros- y ya nos ha buscado líos a todos. Nani ha ido con mucho cuidado para que el neumático trasero no se rompiera, como pasó hace dos días. Marc se ha tenido que buscar la vida para llegar a la meta, cambiando de marcha con unos alicates. Y nos hemos metido en la noche esperando a Isidre, que las ha tenido que pasar muy mal: ha roto el motor y ha tenido que esperar al camión para cambiarlo, se le ha hecho de noche en plena especial… y las motos sólo tenemos un faro, no como los coches. Así que ir de noche en moto es muy peligroso, hay que ir despacio, muy despacio, y los kilómetros se multiplican por cinco. Lo esperamos por aquí de madrugada. Y encima, no habrá mecánicos esperándole porque estamos en una jornada maratón, así que tendrá que hacerse el trabajo de la moto. Hay días en esta carrera en la que uno se pregunta por qué demonios no se ha quedado en casa. Menos mal que hay otros ratos que lo compensan.