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Dakar 2003. El Circo por dentro. Diario de un equipo

Necesitábamos llegar a Siwa.
Siwa nos da un descanso. Se lo da sobre todo a Marc, porque los mecánicos, con Manel, David y Alex a la cabeza, tienen que desmontar toda la moto y revisar hasta el último detalle.

 

Después de dos días malditos, con Nani e Isidre fuera de la carrera, necesitábamos llegar a Siwa. Sobre todo, Marc. El se está presionando mucho. Sabe que es el último piloto del equipo, y quiere llegar a toda costa. Siwa va a venirle muy bien. Físicamente está como un toro, pero se le está haciendo muy largo de coco.Nunca había corrido una carrera tan larga y el año pasado, el de su debú, tampoco le ayudó: su carrera fue muy corta a causa de una avería mecánica. Así que todo es nuevo para él, incluso las dunas, que ha descubierto este año y que le han encantado. Son divertidísimas, pero de todas formas aún no hemos hecho arena de la más blanda, la que me han dicho que hay en Mauritania, dice Marc.

 

Siwa nos da un descanso. Se lo da sobre todo a Marc, porque los mecánicos, con Manel, David y Alex a la cabeza, tienen que desmontar toda la moto y revisar hasta el último detalle. Que una avería dejara fuera a Marc después de todo el trabajo que ha hecho, será una faena. Porque además, esta jornada de descanso tiene trampa: se supone que es la mitad del rally, pero es mentira: quedan sólo cinco días.Hay dunas gigantes, de hasta 100 metros, según dice la organización. Pero no se hará tan largo como llegar hasta aquí. Cuando pensamos en las verificaciones de Francia, parece que han pasado años. La gente está tocada, y el día de descanso es una bendición. Teóricamente, luego todo irá en bajada, aunque alguno todavía lo pagará.

 

A Siwa han llegado un montón de gente europea. Es una ciudad de cierto tamaño. En el aeropuerto incluso hay servicios, aunque no duchas. Lo suficiente para ir tirando. Por lo menos no tendremos que montar y desmontar la tienda los tres próximos días, porque la etapa del martes es un bucle alrededor de Siwa.

 

Esos días son peligrosos: como la salida y la llegada están en el mismo sitio y la organización tiene toda la logística y los helicópteros a mano, Patrick Zaniroli siempre organiza una emboscada. Y nos cogerá un poco fríos: justo después de haber descansado, algo a lo que no estamos acostumbrados desde que salimos de casa, hace más de 15 días.

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