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Noticias

Dakar 2005. Diario de un equipo

Días difíciles en el Dakar.
Los dos accidentes mortales golpean duramente al equipo y a todo el vivac. Dakar cada día queda algo más cerca, pero esta vez no será lo mismo.

 

Ha muerto Meoni. Así de simple, así de crudo, así de real, un sms nos puso en aviso de lo sucedido el pasado martes, a las 11.29, mientras nos encontrábamos en la carretera recorriendo kilómetros sin descanso. Tras los dos días de respiro en Atar, el enlace que se nos presentaba por delante era de los de quitar el hipo: 1.045 kilómetros de carreteras en pésimo estado plagadas de mil y una trampas. A las 3.00 de la madrugada diana y a las cuatro, después de desayunar, dejábamos atrás Atar y poníamos rumbo a Kifa. Tras ocho horas y media de viaje, un mensaje en mi móvil llegó como los que suelen llegar estos días, esperando que fuesen noticias del primer o segundo control de paso. Pero al abrir el sms y ver lo que significaba, no tuve valor para decir absolutamente nada. Nicoli estaba conduciendo y conocía a Fabrizio Meoni bastante; había sido su mecánico dos años y ambos formaban parte del nutrido grupo de italianos que llevan años viviendo intensamente el Dakar. Delante se encontraba también Manel Salinas, mecánico de Marc, al que pasé el teléfono. Vio el mensaje, lanzó el roadbook contra el cristal frontal, y le dijo a Nicoli que parara.

 

En ese momento, tanto Arnaldo Nicoli como Fausto, los dos italianos de nuestro coche de asistencia, supieron que algo grave había pasado. A las palabras inteligibles de Nicoli al ver el mensaje le siguió la cara de tristeza de Fausto. Llegó en pocos segundos el otro coche de asistencia y pararon junto al nuestro. Seguíamos sin poder decir nada, no había suficiente valor para comunicar por propia voz lo que acabábamos de saber, así que Nicoli acabó pasando el teléfono al otro coche. Nuevamente, el teléfono pasó de mano en mano… Las llamadas a España, a Italia y al vivac se fueron sucediendo una detrás de otra, todos esperábamos que fuese un error y lo mejor era confirmar la equivocación inmediatamente. Pero las noticias que nos llegaron confirmaron que no había marcha atrás, que la cruda realidad era que Meoni había sufrido un accidente y que acababa de perder la vida. Tan sólo 24 horas antes era José Manuel Pérez, un español que disputaba su cuarto Dakar, el que nos había dejado. Los pilotos y algunos miembros del equipo le conocían, así que desde la mañana del lunes, cuando llegó la noticia, el buen ambiente que se palpaba en el equipo había quedado bastante apagado. Pero lo de Meoni fue ya demasiado y las casi cuatro horas restantes de viaje fueron un continuo e inmutable silencio.

 

A la llegada al vivac, esta vez no se organizó el equipo, ni se buscó una zona para ubicar los camiones, las motos y las tiendas de campaña. Llegaron una hora después los pilotos ya conocían la triste noticia desde que terminaron la especial- y acababan de cubrir 300 kilómetros supongo que con muchas cosas pasando por sus mentes. La reunión entre pilotos, team managers y organizadores de la carrera se alargó durante más de hora y media. Los pilotos dejaron claro que ni querían ni podían volver a salir a correr al día siguiente, por respeto a Fabricio y su familia, y porque estaban conmocionados por lo ocurrido hacía tan sólo unas horas delante de ellos. Así que finalmente la organización cedió y canceló la etapa del día siguiente, desplazando a los pilotos y a sus motos en avión hasta Bamako. Aquella noche fue, junto con la anterior cuando supimos que había fallecido José Manuel Pérez en Alicante por la mañana, la más triste del Dakar.

 

A la mañana siguiente, la pista en pésimo estado de 300 kilómetros que tuvimos que recorrer las asistencias sirvió para dejar atrás la conmoción y el impacto que las dos noticias habían causado en nosotros. Todo eso quedó atrás, en Kifa, pero la tristeza siguió entre nosotros. En Kifa, la mañana del martes, los pilotos volaron a Bamako mientras las asistencias, en la que se suponía era una etapa Maratón, poníamos rumbo a Kayes, dejando atrás Mauritania finalmente para adentrarnos en Mali. Cruzar la frontera entre estos dos países significó recorrer 300 larguísimos kilómetros de baches, piedras, arena, caminos estrechos, ríos secos y aldeas, todo ello a una media de 50-60 km/h. Ya en Kayes, pudimos disfrutar de una tarde-noche de descanso. Llegaron algunas noticias de Bamako sobre la especial finalizada en coches y camiones, pero intentamos desconectar un poco del rally, hacer una pequeña pausa y recuperar fuerzas para el sprint final.

 

Hoy han llegado al nuevo vivac los pilotos tras la especial de Bamako a Kayes. Allí estábamos nosotros esperándoles. Se nota la tristeza en el ambiente, no es lo mismo de antes, obviamente, pero debemos continuar, así los hemos decidido, y todavía quedan tres días para llegar al Lago Rosa. Nada mejor que el día a día en el vivac para mantener la cabeza ocupada: los mecánicos trabajando en las motos, los pilotos preparando el roadbook y la estrategia con Jordi Arcarons, Lidia realizando sus labores de fisio con los pilotos, y el resto del equipo cada uno con sus cosas. Mañana tenemos por delante nuevamente pista, unos cien kilómetros, y otros 200 kilómetros más hasta llegar a Tambacounda. En un par de días llegaremos a Dakar, y quien más o quien menos todos piensan en algún momento en el Hotel Meridien, allí en el lejano Dakar de hace tan sólo un par de semanas. La llegada está próxima, Dakar cada día queda algo más cerca, pero esta vez no será lo mismo, y eso ya todos lo sabemos.

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