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Dakar 2005. El Team Repsol KTM desde dentro, Puerta cerrada, puerta abierta y especial cancelada

Hemos dejado atrás Europa y nos adentramos en Africa. De momento, nos cancelan la primera especial y hay que esperar un día más para comenzar a competir en tierras africanas.

 

¡Feliz año nuevo! gritamos todos al unísono la medianoche del 31 de diciembre. Estábamos todo el equipo, mecánicos y pilotos en Barcelona, en el restaurante de un hotel celebrando nuestro particular final de año. Veinte minutos después, no quedaba nadie en la sala donde poco antes nos habíamos regalado una estupenda cena, posiblemente la última estupenda cena de la que íbamos a disfrutar en bastante tiempo. A las 00.30, muchos de los allí presentes se encontraban ya en la cama. Con la mente puesta en Granada algunos, y otros mucho más lejos, en Africa, el madrugón del primer día del año no invitaba a demasiados excesos el 31 por la noche.

 

La mañana nos llevó a recorrer las calles de Barcelona con miles de curiosos saludándonos con cara de admiración, aunque también hay que decirlo, más de uno debió pensar en nuestra osadía con cierto escepticismo…

 

Barcelona nos despidió cálidamente, al igual que las miles de personas que salieron el día 1 de sus casas abarrotando peajes, puentes y laterales de carreteras y autopistas para saludarnos a nuestro paso. Los de las motos, sin duda, los más sufridos en la etapa de enlace del día uno. Nuestros chicos, Marc, Isidre, Jordi y Gio, se hicieron prácticamente de un tirón los 920 kilómetros que separan la ciudad de Barcelona de Granada. Primero una parada en un área de servicio para parapetarse con monos de agua y otras prendas de abrigo para la travesía. Un momento para el bocadillo de turno, un poco de agua… Despedidas de los familiares, novias y amigos… y carretera, ¡Dakar espera!

 

Al llegar a un peaje, el chico de la cabina nos pide una gorra…

-No, lo siento, somos un coche de asistencia rápida en carrera y no llevamos más que lo justo y necesario para utilizar nosotros estos días, contestamos casi al unísono. Paramos al lado para un reencuentro con los pilotos y la gente se acerca rápidamente a saludar a Marc y Jordi Durán. Gio continúa a su marcha e Isidre no ha llegado a este punto todavía. Los coches, las asistencias, motos y camiones continúan pasando frente a nosotros. De repente un Mitsubishi Montero con los llamativos colores Repsol se acerca hasta nosotros. Es Nani Roma, viene a saludarnos y la gente, reconociéndolo, se acerca rápidamente hasta allí para conseguir una foto, un autógrafo, tocar su coche… Hay que seguir el viaje, con la noche las temperaturas bajarán y el Puerto de la Mora llegando a Granada, con sus 1.380 metros de altitud, puede ser bastante desagradable para nuestros pilotos.

 

Cubriendo las espaldas a los nuestros, mientras vemos como Marc y Jordi van cambiando su postura sobre la moto de vez en cuando para que no se entumezcan sus extremidades sobre la moto, vamos cubriendo kilómetros y viendo de vez en cuando alguna moto parada en el arcén con problemas…

 

Y llegamos al Puerto de la Mora, el termómetro baja a 0º y la carretera está delicada; montamos neumáticos con tacos para movernos bien por el desierto y la arena que vamos a encontrar en nuestro camino a Dakar, así que disponemos en nuestro 4 x 4 de mucho menos agarre que un coche convencional. Pero finalmente llegamos a Granada. De nuevo se repite la escena, gente en la calle saludando y curiosos por todas partes. Parque de asistencia, revisión de las motos y directos al hotel. Hora de cenar y dormir. Hay nervios, cansancio pero también optimismo. Por fin abandonamos Europa y el estrés de los preparativos; cerramos una puerta, y abrimos otra, la de Algeciras, la de Tánger, la que nos llevará a Africa, la que nos llevará más tarde a Dakar…

 

Caravana a Rabat
Somos de los primeros en bajar del barco, pero al llegar al CH indicado en el roadbook (Control Horario), allí no hay nadie de la organización…

¿Y ahora qué? No hay más remedio, tenemos que esperar hasta que alguien aclare algo. De lo contrario, nos podría caer una penalización…

 

La cola de coches, motos e incluso camiones en los alrededores del puerto de Tánger va en aumento. Finalmente nos confirman lo que todos imaginábamos; podemos continuar hacia Rabat con el OK de los comisarios. Asegurada la ausencia de penalización por un control que a pesar de estar indicado no se ha realizado, iniciamos nuestra andadura hacia Rabat. 240 kilómetros por delante en caravana, más de tres horas de coche en una carretera y posteriormente autopista muy concurrida.

 

La llegada a Rabat no tiene mucha historia. Aparcamos en el campamento habilitado, cena rápida, montar la tienda de campaña, y primera noche en Africa bajo las estrellas. Pocas horas para disfrutar de un merecido descanso en el saco de dormir de turno. Es el Dakar, es la carrera más dura del mundo, y no sólo para los pilotos. Las asistencias sufren lo suyo; pocas horas de sueño, muchas en la carretera, distancias interminables y mucho trabajo siempre.

 

A las cinco de la mañana diana, a las seis en la carretera, la niebla nos devora a las siete, a las ocho, a las nueve… Paramos en un lado de la carretera y Alejandro aparca el segundo coche de asistencia junto al nuestro y nos informa: la especial de motos ha sido cancelada. La niebla no permite a los helicópteros controlar a los pilotos y velar por su seguridad. Todavía nos quedan unos 300 kilómetros por delante, a los que hay que sumar los 300 que hemos recorrido ya hoy por carreteras de tercera división…

 

Mientras retomamos la carretera con Alejandro Sanz, mecánico de Jordi Durán y no el cantante de fama mundial, Eric, mecánico de Isidre, Lidia, nuestra fisio, y el Doctor Xavier Mir, un invitado y querido ángel de la guarda, todos ellos siguiéndonos en el segundo coche, en el primero baja la tensión después de conocer la nueva noticia. Ya no hay que esperar noticias de España, de alguien clavado a un ordenador con Internet, para conocer como van nuestros pilotos en el CP 1, CP 2…

 

Llevo ya casi seis horas al volante mientras los mecánicos dormían ellos apenas han dormido un par de horas repasando las motos de nuestros pilotos-, pero a poco más de 150 Km de Agadir aparece el sueño y pienso que llega el merecido momento de un descanso. Cedo el volante a Manel Salinas, un experto Dakariano, el mismo que el año pasado mimó la moto con la que Nani se convirtió en leyenda… Arnaldo Nicoli le acompaña en los instrumentos de navegación; este divertido italiano es el mecánico de nuestro nuevo fichaje, el veterano Giovanni Sala, un gran piloto y mejor persona que intentará ayudar a nuestros chicos a llegar a Dakar con posibilidades de victoria. Por último está Fausto, otro italiano bonachón, mecánico de un privado y que para la ocasión se ha incorporado a nuestro coche, ocupando una plaza libre.

 

La llegada a Agadir tampoco tiene mucha historia. De nuevo trabajo, trabajo y más trabajo; el Dakar toma ritmo, y todos sabemos que esto sólo acaba de empezar.

 

Hoy es 2 de enero, aunque la verdad es que tampoco importa mucho, por no decir nada, aquí en el Dakar. El día no lo tengo ya tan claro y la verdad, debería salir de mi coche, del asiendo del copiloto donde tengo montada mi oficina móvil, para descubrir si es lunes o martes… Y son ya las nueve de la noche; todavía debo montar la tienda de campaña, cenar algo rápido y aprovechar un par de horas para echarme una siestecita…porque la noche no me dará esta vez para mucho más: a las tres de la madrugada, arrancamos rumbo a Smara, ya en Sahara Occidental. Mañana más, seguro que mucho más… 

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