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Nouakchott recibe la ayuda del Dakar Solidario

El Hospital Quirúrgico Pediátrico de la capital mauritana fue ayer el punto de actuación del Dakar Solidario, y hoy será el turno del Hospital General.

 

La Fundación Dakar Solidario continúa con su misión humanitaria, y tras completar más de 600 Km por pistas, mares de dunas y cauces de ríos secos, ayer la caravana del Lisboa Dakar alcanzó Nouakchott. A mediodía llegaba a la capital mauritana el coche de asistencia número 693 del equipo Repsol KTM, en el que viaja el artífice y ejecutor del proyecto, el Doctor Xavier Mir. El tiempo apremiaba y enseguida se pusieron manos a la obra, para organizar las 14 toneladas de material llegadas la noche anterior desde Marsella por avión.

 

Sin poder contar con el camión de competición número 515, con Juvanteny, Criado y Román al volante, debido a un problema mecánico, la logística quedó centralizada en el camión de asistencia número 814, precisamente fletado para ello por la Fundación. Una vez cargado con un ecógrafo, dos aparatos de anestesia, medicación para un año y dos palets de material fungible, la caravana solidaria se dirigió al Hospital Quirúrgico Pediátrico de Nouakchott, un pequeño hospital infantil español de ocho habitaciones que, aunque todavía no ha sido oficialmente inaugurado, ya ha realizado sus primeras operaciones de riñón y labio leporino, entre otras. La entrega del material fue toda una fiesta y ya se han previsto nuevas actuaciones de cara al año próximo.

 

Tras regresar al campamento para cargar de nuevo medicinas y material, hoy será el Hospital General de Nouakchott el que reciba la visita del camión y los integrantes de la Fundación Dakar Solidario, con el Doctor Xavier Mir al frente.

 

Según palabras del propio Doctor Xavier Mir, «el viaje ha sido muy duro, pero no hemos tenido más problemas que el mecánico del camión de Juvanteny. Tuvimos que trasladar la carga de uno a otro y terminamos muy tarde. Ayer cargamos más material y, como estaba previsto, lo llevamos al Hospital Quirúrgico Pediátrico de Nouakchott. Siempre es duro, pero todavía más cuando los enfermos son niños. Estoy muy cansado y ya comienzo a tener ganas de terminar, pero la emoción de los médicos y el resto de la gente con que recibieron el material que les entregamos, nos dio energías para seguir adelante y tratar de hacer de este un proyecto todavía mayor. Quiero dar las gracias de nuevo a todos los que lo han hecho posible.» 

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