Siguiendo la línea de apoyar a casi todos los escalafones del deporte del automóvil, Repsol quiso estar presente también en la F-3000. Pilotos como Alfonso García de Vinuesa, Fermín Vélez, etc. tuvieron oportunamente el patrocinio de Repsol, que les permitió seguir subiendo peldaños en su carrera deportiva.
Si en el siglo XVI los españoles encontraron en América un lugar donde hacer fortuna, cinco siglos después el panorama en el deporte del automóvil en España la situación era bastante parecida hasta hace una década. Circunscritos a los circuitos españoles, quien estuviera cansado de saltar de una copa de promoción a otra y aspirase a ser algo más en este deporte no tenía más opción que hacer las maletas y traspasar los Pirineos en busca de fortuna. Con la llegada de la nueva imagen de Repsol y sus aspiraciones tanto en el mercado nacional o exterior, la petrolera española quiso estar en todos los frentes incluido, cómo no, la Fórmula 1. Pero llegar a la máxima especialidad por la puerta grande requería una cantidad económica muy importante que debía ser rentabilizada al máximo, operación en la que era indispensable un piloto español. Y no cabía lugar al error. Por tanto, lo mejor en esas circunstancias era apostar primero por los jóvenes valores en las especialidades que anteceden a la fórmula reina antes de efectuar el primer asalto. Heredera de la vieja Fórmula 2 y puesta en marcha por la Federación Internacional en 1985, tan sólo debido al stock de viejos motores Cosworth de tres litros existente en pleno apogeo de los propulsores turboalimentados en la F-1, la Fórmula 3000 era el paso previo a aquélla. El piloto barcelonés Luis Pérez-Sala había sido subcampeón de la F-300 en 1987 y ya había ascendido el último escalón conduciendo para el equipo Minardi de F-1. Era el ejemplo a seguir. El madrileño Alfonso García de Vinuesa y el barcelonés Fermín Vélez dispusieron en la temporada de 1988 de una importante ayuda de Repsol para completar su presupuesto en la Fórmula 3000. Para Alfonso García de Vinuesa era su tercera temporada en una especialidad en la que había demostrado buenas maneras a pesar del material con que había contado.
Lamentablemente un fuerte accidente en Spa en 1987 con Luis Pérez-Sala como protagonista, fe había apartado de la competición durante medio año. En el último momento, Alfonso logró entrar en el equipo Onyx con el que el italiano Stefano Modena había logrado el título por delante de Pérez-Sala el año anterior. Pero el nuevo March 88B no se reveló un digno sucesor del modelo 87 y después de las tres primeras carreras en las que no logró ningún resultado, García de Vinuesa decidió cambiar de equipo, a pesar de que la ruptura del contrato le significó una buena parte de su presupuesto. A partir de ahí, Alfonso fue vagando de equipo en equipo, de Tamchester a Magdwick, cosechando tan sólo una clasificación para la carrera de Birmingham conduciendo uno de los nuevos Reynard 88D y, en el lado negativo, un buen número de salidas de pistas que dejaron a cero su casillero y obligaron al madrileño a reflexionar seriamente sobre su futuro.
Recién coronado con el título de Sport-Prototipos en C-2, Fermín Vélez volvió a subirse en un monoplaza tras casi diez años de especialidad en vehículos carrozados. De esta forma surgió el Barcelona Motor Racing, puesto en solfa por su manager Raimon Durán, para el que adquirieron un Lola T88/50 que les fue servido justo para la carrera de Jerez. En el circuito español Fermín apenas tuvo tiempo para acostumbrarse a las reacciones de un monoplaza, escapándosele, a pesar de ello, por poco un puesto en la parrilla de salida. En las siguientes carreras el piloto barcelonés logró sortear distintos problemas, disputando al final cuatro carreras en ocho participaciones, quedando en dos, Silverstone y Brands Hatch, apeado en el último momento por problemas mecánicos. En ese momento llegó la ruptura con Durán a causa de puntos de vista diferentes. Este pensaba sólo en continuar la temporada a toda costa, mientras que el piloto creía oportuno salvaguardar el presupuesto del año siguiente. Al final, el puesto de Vélez fue ocupado por el italiano Claudio Langes en las dos últimas carreras, quien puso en evidencia las deficiencias de chasis y motor que el piloto español había soportado hasta entonces.
Al año siguiente, Vinuesa y Vélez tomaban caminos distintos, decidiéndose el primero por abandonar la competición y por regresar a su especialidad, los Sport-Prototipos, el segundo. Repsol pasó a apoyar entonces al equipo «Racing for Spain» que había puesto en marcha la Federación Española de Automovilismo para que dos jóvenes promesas como Alvaro de Arenzana y Jordi Gené corrieran la Fórmula Ford en Inglaterra. Tanto el piloto madrileño como el catalán realizaron papeles destacabas, similares a los de los favoritos en los dos campeonatos en que tomaron parte, pero en el último momento, por diversas razones, no se vieron acompañados por la suerte. Su mejor resultado fue el cuarto lugar que obtuvo España en el Festival de Fórmula Ford por equipos, merced a la actuación de ambos y, en especial, de Gené que lograba la misma posición en la clasificación por pilotos mejorando un puesto el obtenido el año anterior.
Otra joven promesa, Víctor López, siguió el mismo camino tomando parte en la Fórmula Ford británica compaginándolo con el Campeonato de España de la misma especialidad que se adjudicó al obtener un máximo de cinco triunfos. Sin embargo, su actuación fuera de nuestras fronteras apoyada por Repsol no fue tan brillante. El piloto madrileño conservó su patrocinio para participar en 1990 en la Fórmula Opel-Lotus donde realizó un magnífico papel en entrenamientos y en los primeros compases de la carrera para verse traicionado por una mecánica del año anterior, en especial la caja de cambios, al no poder renovarla a causa de la baja, a última hora de otros apoyos económicos. En la Carrera de las Naciones se situó en las primeras vueltas en la cuarta posición, para sufrir después distintos problemas con los reglajes de su monoplaza que le impidieron superar la undécima posición en la parrilla de salida y que sería la misma en la que terminó la carrera.