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La sombra de Valentino Rossi (entrevista)

– ¿Cuánto tiempo hace que conoces a Valentino?
Hace ya unos cuantos años, porque estudiamos juntos desde los cuatro años hasta finalizar lo que sería el equivalente a la high school. Hará ahora aproximadamente unos diecinueve años que nos conocemos, aunque no lo recuerdo muy bien porque éramos muy pequeños.

– ¿Cómo lo recuerdas como estudiante, era Valentino un buen estudiante?
El era inteligente, tenía mucha memoria y no le costaba nada estudiar, pero no le gustaba, así que los resultados no eran al final los mejores, sólo porque él no quería. 

– ¿Recuerdas cuáles eran sus aficiones de pequeño?
Sí, Valentino era de pequeño un loco apasionado de la Fórmula 1. Soñaba con ella, los pilotos que allí competían eran sus ídolos, dibujaba monoplazas y cascos continuamente, y la verdad es que hacía diseños con bastante estilo… Su piloto favorito era Jean Alesi, y Valentino se pasaba horas dibujando su casco y realizando nuevos diseños. 

– ¿Os metías en muchos líos de pequeños?
¡Claro! ¿Qué pueden hacer un grupo de cinco o seis niños, juntos, en una pequeña ciudad de apenas ochocientos habitantes? Pues de todo, cualquier juego o reto era válido, y con nuestras bicicletas éramos el terror de Tavullia, y sobre todo del colegio… Recuerdo que algunas profesoras sufrían mucho por nosotros y tenían miedo de que nos hiciéramos daño. La calle que desembocaba en nuestro colegio lo hacía con una fuerte bajada, y nosotros siempre llegábamos echando carreras y apurando mucho la frenada. Nuestras profesoras temían que uno de nosotros acabara empotrado contra la pared, y siempre nos repetían que fuéramos más despacio y con cuidado. Las lesiones estaban a la orden del día. Una vez Valentino y yo estábamos intentando alcanzar una bandeja con dulces que se encontraba en lo alto de una estantería. Como no llegaba, le dije a Valentino que pusiera otra silla encima de la que ya estaba utilizando… Supongo que ya te imaginas lo que sucedió, la silla se movió, Valentino perdió el equilibrio, yo no lo pude sujetar y acabó rompiéndose un brazo… 

– ¿Cómo es la ciudad de Tavullia?
Es una ciudad muy pequeña, apenas viven unas ochocientas personas. Sumando los alrededores se debe llegar a unos tres mil habitantes, pero Tavullia en sí es muy pequeña. Allí todos nos conocemos, cada uno sabe todo del otro. 

– ¿Cuándo comenzó a demostrar Valentino sus cualidades encima de una moto?
Primero fueron los karts, a los ocho años. Ganó el campeonato regional de 60cc. y eso le animó a intentar correr, al año siguiente, en la categoría de 100cc. Pero eso ya implicaba unos gastos más importantes, así que su padre, Graciano, dijo que se había acabado la aventura de los karts y que tocaba probar suerte con las minimotos. A los nueve años comenzamos juntos a correr con las minimotos. Yo estuvo corriendo un par de años por diversión, pero Valentino era otra historia, desde el principio él se mostró muy rápido en el Campeonato de Italia. Acabó segundo ese año, a pesar de que siempre que se ponía delante en las carreras acababa por los suelos… 

– ¿En algún momento, durante esos primeros años, Valentino y tu hablasteis del Mundial de Motociclismo?
No, la verdad es que no. A Valentino, por aquella época, le seguía atrayendo mucho más la Fórmula 1, era su verdadera pasión. Luego, cuando comenzó a correr en Sport Production con la Cagiva 125, se interesó por pilotos como Loris Capirossi, al que acabó admirando mucho, y Kevin Schwantz. Poco después hizo sus primeras incursiones en el Campeonato de España, y recuerdo que en su primer Mundial de 125cc en 1996, durante la pretemporada en Jerez, estaba muy emocionado por compartir pista con Aspar, Sakata, Aoki… 

– A parte de ser su amigo, ¿qué más hace Uccio al lado de Valentino, cuáles son tus funciones?
Yo en Europa me encargo de su motorhome, lo conduzco de un Gran Premio a otro, me cuido del mantenimiento, la limpieza y de controlar que todo esté en su sitio. Luego, durante el Gran Premio, cuido que Valentino tenga a mano todo lo que necesita, que esté tranquilo y no le molesten los compromisos en exceso, etc… Fuera de Europa, me encargo más del tema monos, cascos, y principalmente le hago compañía. Es importante para él tener alguien cercano a su lado, sobre todo cuando se encuentra tan lejos de casa. 

– ¿Siempre has viajado con Valentino?
Si, desde que Valentino comenzó a correr he intentado no fallar en ninguna carrera. En el 94 y 95, la empresa de transportes de mi padre, CE-SAL, era patrocinador de Valentino, así que yo solía ir a todas las carreras y lo compaginaba trabajando en la empresa familiar, conduciendo camiones. Y un día, en el 97, Valentino me ofreció trabajar para él, acompañándole en las carreras y conduciendo su motorhome. Yo se lo comenté a mi padre, y a pesar de que al principio no le hizo mucha gracia, al final accedió y durante una temporada estuve compaginando los dos trabajos. Posteriormente cada vez me dediqué más a viajar con Valentino, así que al final dejé el trabajo en la empresa de mi padre. 

– ¿Cómo es la vida en Londres para un par de italianos? ¿Habláis de motos fuera de las carreras
La verdad es que estamos poco en Londres, porque la mayoría del tiempo estamos viajando; cuando no es época de carreras llegan los entrenamientos de pretemporada, y si no, de vez en cuando intentamos ir algunos días a Tavuilla. Pero cuando estamos en Londres, intentamos llevar una vida bastante relajada. Valentino tiene que dedicar, como mínimo, una hora al día para entrevistas. El resto del tiempo hacemos un poco de todo. El va al gimnasio unas cuantas horas, y yo le acompaño, aunque no suelo entrenar con él, sólo le voy indicando el plan de trabajo que tiene que ir haciendo. También vamos al cine, de compras y bueno, hacemos las cosas que haría cualquier joven de nuestra edad en esa ciudad. El primer año y medio fue un poco difícil habituarnos, porque no conocíamos a nadie y pasamos de vivir en una ciudad muy pequeña o hacerlo en Londres. Más adelante conocimos algunos italianos que viven allí, comenzamos a tener un grupo de gente con el que salir, y nuestra situación fue mejorando. Respecto a si hablamos de motos o no, normalmente sí, sobre todo si estamos en una fase del campeonato muy disputada y existe presión. Pero cuando estamos con gente, Valentino prefiere hablar de otros temas. 

– ¿Ha cambiado el carácter de Valentino con la llegada de la fama en algún aspecto?
No, no ha cambiado nada. Lo que ha cambiado ha sido la manera de ver a la gente desde su posición. Antes, todos eran amigos y todo el mundo era buena gente, pero luego comenzó a darse cuenta de que algunas personas, sólo intentaban acercarse a él porque era famoso y ganaba dinero. Pero él como persona no ha cambiado. 

– Esta es la séptima temporada de Valentino Rossi en el Mundial de Motociclismo. ¿Cuántos años más crees que puede durar su motivación por ganar y competir en el Mundial?
Sí, eso es un problema, porque Valentino es muy joven, sólo tiene 23 años, pero lleva ya siete años en la máxima competición. El es un niño, pero un niño grande, porque otros chicos con su edad no tienen la misma mentalidad. Creo que mientras se divierta seguirá compitiendo; cuando deje de divertirse, lo dejará. Tal vez le queden todavía cuatro o cinco años compitiendo. Sé que le gustaría mucho ganar el Mundial de MotoGP con una moto italiana, y estoy seguro que el año que viene estará muy pendiente de la evolución de Ducati y Aprilia en el Mundial. Sería como un sueño, un piloto italiano, montado en una moto italiana, ganando el Mundial… 

– ¿Qué virtud destacarías de Valentino?
Valentino es una persona que siempre te dice lo que piensa, tanto si es bueno como si se trata de algo malo. Para mí esa es una de sus mejores virtudes, porque nunca se guarda nada, le gustan las cosas claras. Si alguien le hace una jugada, Valentino no se calla y le dice a esa persona exactamente lo que piensa. 

– ¿Y defecto?
Que siempre llega tarde, eso es algo que a mí personalmente me molesta muchísimo. Para mí, eso es una falta de respeto hacia la otra persona que está esperando. No lo hace queriendo, pero siempre se lo digo, si queda conmigo a las diez, no puede llegar a las diez y media… Y lo peor es que no llega tarde porque está haciendo algo importante, sino porque está en casa despistado y se le pasa el tiempo. 

– ¿Lo que más le gusta hacer a Valentino fuera del padock?
Jugar a fútbol, tanto en Londres como en Italia,  y practicar dirt-track con una moto que tiene preparada en Tavuilla. 

– ¿Y lo que menos?
Las entrevistas.., aunque lo que más odia es tener que rodar anuncios, porque le tienen que maquillar, repetir la misma escena un montón de veces, y suelen ser varias horas de rodaje… 

– ¿El día que Uccio ha visto a Valentino más feliz?
Para mí, creo que cuando ganó el primer Mundial de 125cc, en Brno, República Checa, en 1997. Aquello fue muy especial, fue un día inolvidable. 

– ¿Cuántas manías y supersticiones recuerdas de Valentino?
Increíble, Valentino cuando se encuentra en el Mundial es muy supersticioso. Tiene muchas supersticiones. Por ejemplo, Valentino siempre se viste comenzando por el lado izquierdo. Es decir, primero la manga izquierda de la camisa, del mono, de una chaqueta, o el zapato izquierdo… Luego, en la vida fuera de las carreras, está más tranquilo con esos temas, pero cuando llega a las carreras es increíblemente supersticioso. 

– Uccio, tu has dedicado prácticamente toda tu vida a Valentino. Cuando él ya no esté aquí compitiendo, ¿qué hará Alessio Salucci en su vida?
Bueno, esa es una pregunta que yo mismo me he hecho ya alguna vez. No lo sé, tal vez me vaya a trabajar con mi padre, aunque tal vez siga trabajando con Valentino si él sigue corriendo en coches… Esa es una pregunta difícil, pero ya te digo, de momento… no lo sé. Pero estoy seguro que algo se nos ocurrirá. Y mientras Uccio se queda pensativo imaginando lo que puede depararle el futuro, su amigo y cómplice de travesuras Valentino ha ganado siete títulos mundiales, cosechado 23 victorias y conquistado a miles de seguidores alrededor de todo el mundo. Seguro que algo se les ocurrirá hacer a los dos, cuando Valentino abandone el Mundial de Motociclismo.

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