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Los secretos de la moto de Marc Coma

Para cubrir con éxito una empresa como el Dakar, no sólo se necesita estar muy bien preparado tanto física como mentalmente, sino que evidentemente a nivel mecánico se tienen que cuidar muy bien todos los detalles y posibles eventualidades.

 

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Saber anticipar los diferentes escenarios que un piloto se encontrará cuando esté en medio de la nada, puede marcar la diferencia entre algo tan sencillo como seguir en carrera o abandonar. Es por ello, que mirando con atención la moto que utilizarán los pilotos Repsol para la próxima edición del Dakar, se pueden apreciar los numerosos detalles imprescindibles para la cita con África.

 

En primer lugar, destaca la cantidad de instrumentación necesaria para orientarse en el desierto, situada en el frontal, sobre el manillar de la moto. En una carrera en la que la navegación juega un papel tan crucial como es el Dakar, estos son los elementos imprescindibles: un roadbook, un GPS, dos trips (cuentakilómetros) y un repetidor del GPS, que indica los grados de la brújula de 0º a 359º.

 

Sin embargo, para llegar entera al Lago Rosa, la KTM 690 Rally esconde numerosos recursos para casos de necesidad, como herramientas, piezas de recambio, y hasta una navaja multiusos. Son de especial importancia los elementos para emergencias, como el  botiquín o los dos depósitos de agua potable que obliga a llevar la organización, para hacer uso de ellos en caso de que algún piloto se quedase tirado en el desierto. Estos objetos se completan con un dispositivo llamado Iritrack, que vía satélite permite a la organización saber en todo momento la localización exacta de los pilotos.

 

Además, los pilotos oficiales como Marc Coma, cuentan técnicamente con una rueda de recambio. Evidentemente no la llevan escondida, sino que en caso de necesidad, los pilotos que hacen las veces de mochileros le cederían su rueda, mientras ellos, gracias a una cámara de recambio con botellitas de aire comprimido, se las arreglarían para reparar el pinchazo y llegar al final de la etapa.

 

En definitiva, un minucioso trabajo realizado para maximizar los recursos en las situaciones donde, las posibilidades de asistencia, serán menos que mínimas.

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