La penúltima cita de la temporada 2009 es el Gran Premio de Malasia, una carrera que se desarrolla en el espectacular trazado de Sepang bajo las condiciones más extremas de todo el campeonato. El sofocante calor de allí, combinado con la gran humedad característica de un país tropical, hacen de la carrera malaya una dura prueba para los pilotos, en la que todos los detalles son importantes y la preparación siempre minuciosa.
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Dani Pedrosa y Andrea Dovizioso llegan a la decimosexta prueba del año en plena forma, un aspecto muy importante en una carrera físicamente tan exigente. Situada en el sureste asiático, Malasia se encuentra apenas unos grados al norte del ecuador. Esto hace que cuente con dos estaciones, una de lluvias y otra menos pluviosa, con unas temperaturas relativamente estables entre los 25 y 30ºC, y una humedad relativa muy elevada. Son variables importantes a tener en cuenta en la práctica deportiva de alto nivel, ya que dibujan un escenario en el que la deshidratación puede convertirse en un gran enemigo.
Riesgo de deshidratación
Cuando se combinan condiciones de intenso calor y elevada humedad, con el deporte al máximo nivel, la deshidratación provoca la pérdida de resistencia, el aumento del pulso y de la temperatura corporal, y es entonces cuando puede aparecer la fatiga. Esto se debe a que el cuerpo, intentando enfriarse, genera más sudor y por consiguiente, se pierden electrolitos y sales minerales. En una carrera, un piloto puede perder en líquido entre 1,5 y 2 kilos. Es un peso que se recupera fácilmente, pero que en momentos de máximo esfuerzo puede producir un mayor cansancio, calambres y una menor concentración mental, y por ello, como medida de prevención, suelen ingerir entre 2 y 3 litros de líquidos diariamente.No es sólo agua lo que ingieren, sino que se alterna con bebidas isotónicas, es decir, bebidas con una gran capacidad de rehidratación. Incluyen en su composición bajas dosis de sodio, normalmente en forma de cloruro de sodio o bicarbonato sódico, azúcar o glucosa y, habitualmente, potasio y otros minerales, que ayudan a la absorción del agua, vital para el buen funcionamiento del cuerpo humano.
Además, debido al gran desgaste que se produce en este circuito bajo estas condiciones, los pilotos suelen llevar alojado en la joroba del mono, un camel back, es decir, una bolsa con una capacidad de 400 ml., que conectada mediante un tubo al casco, permite beber mientras pilotan, aunque es un mecanismo que muchos pilotos consideran incómodo, por lo que prefieren comer bien y beber más antes de subirse a la moto. Para mantener el cuerpo fresco, los pilotos utilizan además, bajo el mono de piel, otros elementos de materiales sintéticos, que permiten que el cuerpo transpire con mayor facilidad, gracias a las aberturas situadas en puntos específicos.
Preparación física
Para encarar una carrera con unas condiciones tan particulares como las de Malasia, se puede modificar el trabajo físico con el fin de mejorar la adaptación del piloto al medio que se puede encontrar. En este caso, se procuran adaptar los biorritmos o la resistencia a condiciones extremas, y se simula con anticipación las diferentes condiciones que se puede encontrar, trabajando con más ropa, para subir la temperatura, o trasladando los entrenamientos a las horas de más calor del día. Otra forma de prepararse para el calor y la humedad es realizando cuatro o cinco sesiones de sauna la semana anterior a la carrera.
No menos importante es gestionar también de forma correcta los periodos de descanso. No sólo es necesario dormir como mínimo ocho horas, sino que en el caso de los largos viajes a países como Japón, Australia, Estados Unidos o la propia Malasia, el jet lag siempre es una amenaza real que afecta al rendimiento del cuerpo. Por ello, a menudo los pilotos buscan adaptarse con antelación a los horarios del país de destino (horarios diurnos y nocturnos), para poder así acelerar el proceso de aclimatación a las nuevas circunstancias.
Ser piloto profesional implica cuidar meticulosamente todos y cada uno de los detalles que intervienen en el resultado final de las carreras, y por ello, además de la puesta a punto de suspensiones, chasis, elección de neumáticos, etcétera, Dani Pedrosa y Andrea Dovizioso deben cuidar de su propio cuerpo tanto o más que de su moto. Para ello, igual que cuentan con un equipo de mecánicos, también trabajan junto a un preparador físico que planifica y controla su entrenamiento durante toda la temporada. Dani Simone lleva trabajando con Dani Pedrosa desde su paso a MotoGP en 2006, y Andrea Dovizioso cuenta con la ayuda de Yuri Naldini desde hace ocho años.