Lejos de amilanarse por ese difícil inicio en la nueva actividad en la que se había comprometido, Repsol puso todo de su parte para que 1989 fuese distinto. Aumentó su participación en el equipo, de tal manera que éste pasó a denominarse oficialmente Repsol Brun Motorsport. Los coches se pintaron de azul, más llamativo, y se mejoró la estructura de la escudería con el fin de poder hacer toda la temporada con las mejores garantías de éxito.
Walter Brun, propietario y piloto del equipo, pasó a convertirse en el compañero habitual de Jesús Pareja rompiendo así un dúo que se había hecho famoso: Pareja- Larrauri. A Jesús no le hizo mucha gracia, pero Brun lo justificó diciendo que «él también tenía derecho a acabar carreras», lo que venía a significar todo un reconocimiento para el piloto español, que ya se había ganado la fama de ser un piloto seguro y muy regular, que no cometía errores y que no sufría accidentes.
Para completar su presencia en el Mundial de Resistencia de 1989, Repsol decidió apoyar también al piloto catalán Fermín Vélez, que retornaba a la especialidad tras una temporada en la Fórmula 3000. Fermín Vélez militó en el equipo Chamberlain Engineering, que hacía correr un Spice Cosworth en la categoría pequeña (C2) del campeonato.
La temporada se inició en Japón, concretamente en el circuito de Suzuka. Jesús Pareja estrenaba coche para la ocasión, pues Walter Brun había dotado al Porsche 962 de una nueva aerodinámica en su parte frontal que, por cierto, se manifestó como un rotundo error que impidió al equipo lograr un buen resultado. Además el motor experimentó problemas de presión de gasolina, y así, sólo pudieron clasificarse en decimoctava posición. Mientras tanto, Fermín Vélez ganaba con facilidad su categoría.
De vuelta a Europa, y antes de la segunda prueba, en Dijon, se celebraron en ese circuito francés unos entrenamientos previos. Allí acudió el equipo Repsol Brun con un invitado muy especial, Carlos Sainz, que quería tomar contacto con el Porsche de cara a una posible participación en las 24 Horas de Le Mans. El caso es que, aunque rodó poco tiempo, lo hizo tan deprisa que motivó que Larrauri manifestara: «menos mal que Carlos ya se ha ido, porque si no nos gana a todos».
Carlos se mostró encantado con el coche y necesitó muy poco tiempo para adaptarse a él, sobre todo después de unos consejos prácticos de Jesús Pareja. La toma de contacto, sin embargo, sirvió para poco, porque Sainz no tomaría parte en las 24 Horas. Ya en la carrera de Dijon, serios problemas de neumáticos impidieron que el coche de Pareja y Brun hiciera una buena carrera. Tan sólo fueron decimoterceros, dos posiciones por detrás de Fermín Vélez, que además lograba su segunda victoria en C2.
La carrera celebrada en el Jarama fue todo un éxito. Vélez consiguió su tercera victoria consecutiva en la categoría pequeña, y Pareja recuperó a Larrauri como compañero, lo que dio como fruto un tercer puesto final, a pesar de que Pareja estuvo enfermo todo el fin de semana. Para Repsol fue el primer podio en la especialidad. Y del éxito al fracaso. Las 24 Horas de Le Mans, en las que Repsol tenía puestas todas sus esperanzas, fue una decepción. Brun inscribió dos coches con pilotos españoles. Por un lado, él mismo compartiría el mejor con Pareja y Larrauri, mientras que en el otro, Andrés Vilariño, campeón de Europa de Montaña con Repsol, debutaba en la mítica prueba francesa acompañado por Seher y Konrad. Y por otro lado, Vélez tomaba parte con su Spice. Ninguno de los tres pudo acabar, aunque se demostró un nivel muy alto. Vélez fue líder de su categoría hasta que una rotura en el motor le apartó de la victoria. Pareja, que hizo unos relevos brillantísimos para compensar la falta de prestaciones de Walter Brun, estuvo a un paso de lograr la tercera posición, pero el motor no aguantó. Finalmente, Vilariño pasó inadvertido, aunque su actuación fue muy regular y segura.
También fue el motor del Porsche el causante de su abandono. Las 24 Horas de Le Mans no puntuaron para el Mundial por el desacuerdo existente entre su organizador, el Automóvil Club del Oeste, y la FISA. Brands Hatch y Nurburgring supusieron dos buenos resultados para el equipo Repsol. El dúo Pareja-Brun finalizó en sexta y cuarta posición respectivamente, lo que permitió a Pareja situarse en sexta posición provisional del campeonato. Para Fermín Vélez estas pruebas significaron una de cal y otra de arena. Ganó en Brands Hatch y tuvo que abandonar en Nurburgring.
Sin embargo, las dos pruebas siguientes, Donington y Spa, fueron una decepción. Pareja y Brun abandonaron en ambas por rotura de motor. En Spa, Pareja había logrado situar a su Porsche en quinta posición, tras salir muy retrasado en parrilla, y el abandono se produjo cuando sólo quedaban cinco vueltas para que finalizase la prueba. En cuanto a Fermín Vélez, aunque no ganó ninguna de las carreras (fue tercero y segundo, respectivamente), se proclamó vencedor de la Copa FIA de categoría C2 tras su resultado de Spa.
La última prueba de la temporada, celebrada en México, sirvió para demostrar que Pareja, cuando no se rompía el motor de su Porsche 962, se clasificaba regularmente entre los primeros. En esta ocasión fue séptimo, lo que le colocó en la octava posición final del campeonato. Vélez tomó la salida en un Spice de la categoría grande, y estuvo siempre entre los diez primeros hasta que el futuro ganador, Jochen Mass, le echó alevosamente fuera de la pista. El campeonato fue dominado de principio a fin por Sauber Mercedes, que lo ganó todo, Le Mans incluido. Tan sólo dejó una victoria para Porsche, en Dijon. Jean Louis Schlesser se proclamó campeón del mundo. El equipo Repsol Brun Motorsport fue tercero en el apartado de marcas.