La entrada de Seat en el Mundial de Rallies había roto no pocos esquemas en torno a lo que una marca nacional, era capaz de hacer, y de lograr, en una especialidad en la que el galardón que supone un título, no llega precisamente si sólo se confía en el azar.
Por ello, la firma de Martorell, con un equipo mucho más hecho, y con una tecnología renovada, volvió de nuevo por sus fueros en 1997, para abordar por segundo año consecutivo la Copa del Mundo de 2 Litros. Tras calentar motores en los Rallies de Montecarlo y Portugal, el resto de la temporada no tendría otro nombre que el de Seat, venciendo por los cinco continentes. Bien con Harry Rovanperá, bien con Oriol Gómez o ya fuera con Erwin Weber, los Seat Ibiza Kit Car en su configuración de Evolución II, difícilmente encontrarían rivales de nivel.
Las victorias a partir del Rally de Argentina se sucederían rally tras rally, para tanto en Grecia, como en las Antípodas, en los Rallies de Nueva Zelanda y Australia, en Indonesia y en el complicado Rally de Finlandia, pasando por el asfalto del rally italiano de San Remo, dejar constancia de que la calidad, la tecnología de Seat y Repsol han sido imbatibles en las dos últimas ediciones del Campeonato y Copa del Mundo de 2 Litros. Pero el futuro para Seat no ha terminado. Tras dos años de éxito, la puesta en escena de un nuevo coche, de un World Rally Car para enfrentarse a los grandes de la especialidad, supone afrontar un nuevo reto en el que una marca española, con pilotos españoles y con un lubricante español, podrían cambiar el signo de las próximas ediciones del Campeonato del Mundo de Rallies.